Sin frenos hacia un peligroso abismo
- Murciégalo
- 21 abr 2023
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Sin frenos hacia un peligroso abismo en Zaragoza. La temporada 2023 arranca en La Misericordia tan mal como terminó, con una inválida e desigual corrida de Couto de Fornilhos. Morenito de Aranda dejó los momentos más estimables de la tarde, aunque todo se quedó en pequeños detalles. Javier Cortés y Román, pasaron de puntillas, como si tuvieran firmadas 50 tardes esta temporada y la cosa no fuera con ellos.
La corrida de Couto de Fornilhos resultó muy decepcionante. Seis toros y (sólo) un sobrero, desiguales de presentación, que tuvieron un comportamiento muy deslucido debido a la poca entrega que mostraron en los tres tercios y falta de raza. El que abría la tarde fue un toro complicado, con una embestida bruta y defensiva. Segundo, quinto y sexto mostraron muy pocas fuerzas y nada de entrega. El tercero también podría (y debiera) haber visto el pañuelo verde después de sus constantes caídas. El cuarto fue el que más se movió, pero nunca llegó a entregarse en la muleta.

Morenito de Aranda hizo lo más destacado de la tarde en el cuarto toro de la tarde, sin llegar a redondear en ningún caso la faena. Tras un buen recibo capotero, el torero burgalés logró muletazos sueltos muy toreros primero con la derecha y, posteriormente, al natural. Faltó ajuste y, posiblemente, tampoco estuvo acertado con los terrenos y las distancias. Acabó echándose encima del animal y todo quedó en ovación tras dos pinchazos. Con su primero también se mostró voluntarioso, pero las embestidas defensivas de su oponente unido a la poca fuerza imposibilitó cualquier opción de lucimiento.
Javier Cortés trató de justificarse en su primer toro, al que consiguió robarle una tanda de muletazos marca de la casa que llegó al tendido. Todo quedó ahí, ya que el toro no le permitió nada más. No estuvo nada fino con la espada y su labor fue silenciada. Al quinto toro, un animal flojo y reservón, el torero madrileño lo pasaportó sin pena ni gloria.
No era el día de Román, eso está claro, y se vio bien pronto cuando el torero valenciano se puso a La Misericordia en contra, cuando brindó al público un animal que le venía justo para tenerse en pie. En una especie de intento de faena, tuvo que abreviar porque era imposible mantener a ese animal en pie. En el sexto anduvo por el ruedo junto al sobrero, que no mejoró a los titulares, sin sacar ni un sólo muletazo algo decente. Para colmo, acabó alargándose una eternidad con los aceros.
La tarde transcurrió entre la decepción, el aburrimiento y el cabreo. El encierro de Couto de Fornilhos no sirvió ni para el público ni para los toreros y apenas se pudo ver algún momento que tuviera cierto interés. Tampoco los espadas pusieron de su parte para tratar de cambiar el rumbo encarrilado. El espectáculo fue la antítesis de lo que tiene que ser una corrida de toros.
NOTAS: Morenito de Aranda 4, Javier Cortés 2, Román 1.
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