¡Qué tostón de toros y toreros! Pleno de inválidos de El Risco en una tarde soporífera
- Murciégalo
- 12 oct 2022
- 2 Min. de lectura
¡Qué tostón de toros y toreros! Pleno de inválidos de El Risco, que sustituía a Vellosino, en una tarde soporífera, de las que quitan afición y echan a la gente de las plazas de toros. Alberto López Simón y Álvaro Lorenzo lo intentaron a base de trapazos, y Alejandro Marcos se vio desbordado y sin ideas. La presidencia, una vez más, del lado de la empresa y en contra del público.
La corrida del Vellosino fue rechaza en su totalidad por falta de trapío, y en su lugar entraba una ganadería sin méritos para lidiar en esta feria como El Risco. Y ocurrió lo que se preveía, un fiasco ganadero que devolvió el cabreo a los tendidos, después el oasis con las corridas de El Pilar y Los Maños. Un encierro voluminoso, hondo y badanudo, con hechuras más parecidas a un buey que a un toro de lidia. Y por dentro, absolutamente nada. Vacíos, sin poder, desrazados, parados, impotentes, inválidos, etc… El único que animal potable de la tarde fue el sobrero de la ganadería de El Pilar, que empujó en el caballo y mostró poder en la muleta.

López Simón no encuentra su sitio, por una o por otra razón, y eso se ve reflejado en sus faenas. Es un torero triste que le cuesta mucho conectar con el público a base de toreo. Más aún cuando enfrente suyo tiene a un animal sin fondo, reservón, sin transmisión y sin poder, como ocurrió en Zaragoza. Sus dos faenas, llenas de mantazos y basadas en el arrimón, resultaron excesivamente largas y sin contenido. Su tarde fue un sufrimiento para él y para el público.
Álvaro Lorenzo tampoco se encuentra en su mejor momento. En su primero, se topó con un toro deslucido y sin fuerzas que fue a menos. En el quinto de la tarde, que debió ser devuelto en todo caso, se entretuvo tratando de mantenerlo en pie y alargó innecesariamente una faena que no iba a ninguna parte. Le sonó el aviso.
Alejandro Marcos se vio desbordado por el sobrero de la ganadería de El Pilar, un toro que exigía mando y colocación, algo que brilló por su ausencia. Una faena amontonada y sin argumento que se cerró tras un aviso y varios pinchazos. En el último de la tarde, el torero salmantino decidió abreviar tras encontrarse con otro toro sin nada dentro, imposible.
Tres toreros insulsos con un encierro inválido y un presidente influenciado por las presiones de la empresa para no mostrar el pañuelo verde. Un cartel en el que nada podía salir bien y nada salió bien. Una tarde que se hizo eterna, llena de faenas que quedaron en nada a pesar de la cabezonería de los espadas.
NOTAS: López Simón 2, Álvaro Lorenzo 2, Alejandro Marcos 2.
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