Desfile de inválidos y una presidencia al servicio de la empresa

Desfile de inválidos de López Gibaja y una presidencia al servicio de la empresa, que tragó aprobando una novillada afeitada, sin trapío y no apta para la lidia. A Santana Claros se le vio muy dispuesto pero demasiado acelerado y sin recursos, mientras que Diego García estuvo muy mal, sin mando ni temple alguno. Por otra parte, Álvaro Alarcón, uno de los novilleros más interesantes del escalafón, no terminó de entrar en la tarde, a pesar de dejar algún buen natural suelto.

La novillada de López Gibaja fue “infumable”, si hubiese que ponerle una nota, sería un cero redondo. Se aprobaron seis novillos, cinco de ellos impresentables para una plaza como Zaragoza, inválidos todos ellos y de juego muy muy escaso (sólo se salvó un poco el quinto). La presidenta Carolina Chaves Marcuello, se vendió a la empresa y terminó de humillar a la afición maña, hundiendo un poco más la plaza de La Misericordia. La señora hizo caso omiso a toda la plaza, al borde de generar el escándalo público, y mantuvo en pie a cinco novillos que deberían haberse devuelto a los corrales. ¿A quién defiende la autoridad?

Santana Claros se mostró muy dispuesto y con muchas ganas toda la tarde, unas ganas en muchos momentos descontroladas. Ante el primero, que no tenía fuerzas ni para levantarse del suelo a mitad de faena, alargó una faena sin sentido alguno, matando con la mano izquierda. En el cuarto de la tarde, otro novillo inválido que también besó el suelo, compuso una faena amontonada y sin estructura. Lo mejor de su tarde fue la voluntad que puso y las ganas de agradar. Fue cogido sin consecuencias haciendo un quite en el tercer novillo.

Diego García vino a Zaragoza acompañado de un autobús de seguidores que le jaleaban cualquier trapazo y hasta fueron capaces de pedir la oreja en su primero. Este primero que lidió fue un animal de lo más feo que puede haber, parecía un capón, con el que estuvo muy acelerado, sin mandar en la embestida, simplemente acompañaba el viaje. Tras una estocada contraria, dio una vuelta al ruedo por su cuenta. Con el quinto, el único animal con algo de posibilidades, más de lo mismo, trapazos a montón. Además, posteriormente, se atascó con la espada.

Álvaro Alarcón trató de hacer las cosas bien desde el principio. Con el primero, se cruzó y logró sacar unos naturales sueltos de calidad, sin embargo, en ningún momento conectó con los tendidos. Tras fallar con la espada, fue silenciado. En el sexto se intentó poner pero era imposible y abrevió. Eso sí, dejó un buena estocada para cerrar un festejo indigno.

Se esperaba muchísimo más de la segunda novillada picada de la feria. López Gibaja está un momento pésimo, sus animales no tienen fuerza para aguantar una lidia. Los novilleros también defraudaron y apenas dijeron nada en una tarde marcada por la indignación del público y un palco a disposición de la empresa.

NOTAS: Santana Claros 2, Diego García 2, Álvaro Alarcón 3.