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El circo de El Fandi no vale en Zaragoza

  • Murciégalo
  • 10 oct 2018
  • 2 Min. de lectura

El circo de El Fandi no vale en Zaragoza. Dos faenas "fandistas" no convencen al presidente que estuvo serio y a la altura de Zaragoza.

Llegaron las primeras figuritas a La Misericordia y con ello bajo y mucho el trapío de las reses a lidiar. Encierro impresentable con los tres hierros de Matilla que sería lidiado por El Fandi, López Simón y Ginés Marín, que reaparecía de su cornada en Madrid.

Matilla volvía a Zaragoza sin motivo alguno tras su presencia la temporada pasada. Seis toros de muy bajo trapío, la mayoría anovillados, muy feos, impresentables para una plaza de primera. En cuanto a juego destacó el primero, del hierro de Peña de Francia. Corrida noble y baja de raza en lineas generales.

El Fandi no inventó nada nuevo en el Coso de La Misericordia. Bien con el capote en sus dos toros, mal en banderillas buscando el aplauso fácil y con la muleta el circo de siempre. En su primero ese vulgar trasteo con un buen toro en la muleta no le sirvió. Estuvo por debajo del animal tras empezar de rodillas. El presidente no le concedió la oreja, a pesar de haber mayoría de pañuelos y se llevó una sonora bronca. Con la faena al segundo llegó el trofeo para el diestro al enfrentarse a otro toro que servía para lucirse con la muleta. Parte de la plaza llegó a pedir la segunda pero el presidente no atendió a la propuesta de manera correcta.

López Simón aburrió a todo el mundo con su primero. Trasteo para olvidar en una breve faena en la que la espada tampoco funcionó. Con su segundo estuvo torpe con el capote. Ya en con la muleta el toro tuvo calidad y nobleza aunque el de Barajas no logró acoplarse. Optó por el arrimón que le permitió cortar una oreja muy justita tras una estocada.

Ginés Marín mostró no estar al cien por cien en su tarde en Zaragoza. Con su primero no hubo instantes de lucimiento por parte del extremeño, aunque sí en banderillas con los pares de Jesús Díez "Fini". Con el toro de la jota estuvo voluntarioso y sacó lo que pudo del García Jiménez. Mató de una gran estocada y fue ovacionado.

Matillazo, esta vez en Zaragoza. Limpieza de corrales de la ganadería y poco bravura y casta en el ruedo. El presidente se mostró exigente desde el palco pero no en los corrales donde no debería haber aprobado ningún toro de los que saltó al albero. Tarde de expectación en una plaza que registraba tres cuartos de entrada y anduvo demasiado triunfalista.


 
 
 

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